Situado a 280 km al sur de Asuán y a tan sólo 70 km de la frontera con Sudán, Abú Simbel es uno de los templos imprescindibles de todo viaje a Egipto.
La visita a los templos de Abu Simbel por carretera, suele estar incluida en los cruceros y si no lo está, se la tiene como una de las excursiones opcionales. Normalmente se sale muy muy temprano, con la caja del desayuno bajo el brazo, y por regla general en autobuses, todos juntitos y en masa.

Cómo ir a Abú Simbel
Desde El Cairo se encuentra a 1.555 km y desde Asuán a unos 280 km. Se puede ir por aire con vuelos directos desde El Cairo, y también desde Asuán a tan sólo unos cuarenta minutos de vuelo.
La otra opción es por carretera desde Asuán, como vamos la gran mayoría… Con sus tres horas de ida y otras tres de vuelta, en las que se puede aprovechar para dormir algunas horitas.
Yo realicé la visita como una excursión privada de un día en coche. Me recogió el conductor en nuestro hotel de Asuán y nos llevó hasta los templos donde un guía en español nos explicó las maravillas de Abú Simbel, las entradas estaban incluidas en la excursión.
Te dejo el enlace para poder reservar tu excursión a Abú Simbel desde aquí mismo, a través de él contribuyes al mantenimiento de mi blog y no tiene ningún coste adicional para ti:
¡Disfruté de la visita sin las masificaciones de la mañana, y además con una parada para estirar las piernas, ir al baño y ver los espejismos en el desierto!

Datos prácticos
Hay un espectáculo nocturno de luz y sonido en verano a las 20:00 y en invierno al a las 18:00. Para poder verlo se ha de pasar la noche en Abú Simbel, puesto que cierran la carretera antes de la puesta de sol.
HORARIO DE APERTURA
De octubre a abril de 06:00 a 17:00 horas
De mayo a septiembre: de 6:00 a 18:00 horas
Pinceladas de la historia de los templos de Abú Simbel
En la campaña mundial de salvamento de la UNESCO, de 1964 hasta 1968, los dos templos fueron tallados, el templo de Ramsés II se talló en 807 bloques y el de Nefertari en 200 bloques, se trasladaron a 60 metros y fueron recubiertos con montañas artificiales para albergarlos y reproduciendo lo más fiel posible su lugar original. El salvamento costó unos cuarenta millones de dólares, a cargo de un equipo técnico de egiptólogos formado por egipcios, franceses, suecos, italianos y alemanes.

Los dos templos construidos en el reinado de Ramsés II fueron excavados en la roca en el siglo XIII Antes de Nuestra Era, del Imperio Nuevo. Se tardo 30 años en construir los dos templos.
Una de las cosas que los hace extraordinarios es que sean dos santuarios gemelos, el de Ramsés II y el de su esposa Nefertari. Otra de las diferencia con respecto a los otros templos nubios rescatados es que los templos de Abú Simbel nunca fueron transformados en iglesias coptas, posiblemente porque estaban semienterrados en la arena. En el año 1813 un explorador suizo los encontró por casualidad y en 1817 exploradores italianos retiraron la arena.
Uno de los primeros visitantes europeos fue Jean-François Champollion conocido historiador, lingüista y egiptólogo francés, quien logró descifrar la escritura jeroglífica egipcia gracias al estudio de la Piedra de Rosetta, comparando y estudiando la escritura en muchos templos incluidos los de Abú Simbel. Está considerado como el padre de la egiptología por haberlo conseguido.

Mi visita a Abú Simbel
Tras salir del hotel de Asuán hicimos una pequeña parada en un supermercado para comprar agua y algún tentempié para el camino. Al inicio del recorrido pasamos junto a las presas, después de pasar por varios controles policiales. Casi a mitad de camino y en medio del desierto… empezamos a cruzarnos con todos los autobuses de turistas que regresaban de Abú Simbel, y poco después llegamos a un establecimiento para turistas donde sirven cafés, bebidas fresquitas y hay baños. Se escuchaba hablar en varios idiomas, aunque mayoritariamente era en español.
Y justo enfrente, hacia al otro lado de la carretera donde se estaba trabajando en la ampliación de la carretera, éramos muchos fotografiándonos en la arena del desierto con los espejismos de fondo. Fue una grata sorpresa volver a ver espejismos.

Continuamos camino y no pude evitar el dormirme por el cansancio y la monotonía del paisaje. Después de más de otra hora larga por fin llegamos al aparcamiento de Abú Simbel. Hacía mucho calor a pesar de que el sol ya estaba más bajo, y en un par de horas como mucho empezaría a atardecer. Hacía un poco de viento y se agradecía la suave brisa.
A través de un camino de baldosas se accede a un pequeño centro de visitantes donde hay unas maquetas del templo de Ramsés II y de Nefertari. En las paredes pueden verse también fotografías antiguas en blanco y negro de los templos antes del recate, y carteles explicativos del rescate en árabe e inglés.
La exposición se ve relativamente rápido, el sendero de ladrillos continúa y se pasa por el lado de los baños, ya en el exterior continúe todo recto hasta unas indicaciones de hacia donde estaban originalmente los templos, junto al lago hay un cartel que explica que el lugar está cerca de la orilla a 65 metros de profundidad, obviamente sólo se puede ver el agua del «Mar Nubio» o Lago Nasser.

Siguiendo por el sendero de baldosas giré alrededor de la enorme colina de piedra, y por fin vi el templo de Ramsés II y un poco más lejos tras él, el templo de Nefertari.
Me impresionó ver los cuatro colosos de Ramsés II, me parecieron mucho más grandes de lo que parece en fotografías y documentales. Estaba feliz porque la visita era como la había planeado… ¡no había casi gente! sólo media docena de personas visitando los templos y par de vigilantes en cada templo.
El templo de Ramsés II

El templo mayor es el de Ramsés II y al que se llega primero. La fachada está recubierta con la roca caliza original y tiene 33 metros de altura y 38 metros de anchura. Cuatro colosos sentados del propio Ramsés II de 20 metros de altura, con las coronas del Alto y el Bajo Egipto, nos dejaron con la boca abierta cuando nos dieron la bienvenida al templo. Una de las cuatro cabezas cayó a causa de un terremoto en el año 27 Antes de Nuestra Era, colocada en el suelo tal cual se encontraba en el lugar original.
Arriba sobre la puerta de entrada está tallado el dios Ra-Horakhty y en lo alto de la roca hay una fila de unos quince babuinos sonriendo hacia la salida del sol, para los antiguos egipcios «los aulladores del sol» ya que son los primeros que reciben los primeros rayos del día, y después poco a poco se va iluminando el templo.

Con un tamaño más pequeño, y entre los pies de los colosos, se encuentran estatuas más pequeñas representando Nefertari, la esposa preferida de Ramsés II, y las de su madre Tuya y algunos de sus hijos e hijas.
En las paredes de la entrada que conducen al interior se encuentran los grabados con las famosas imágenes de prisioneros asiáticos a la derecha y africanos a la izquierda. Ya dentro, en la sala hipóstila hay ocho estatuas de 10 metros en el que se le representa como el dios Osiris por llevar entre las manos entrelazadas el Flagelo y el Cetro de Osiris. Las del lado derecho están con la corona del Alto y del Bajo Egipto, mientras que las de la izquierda están con la corona del Alto Egipto.
En el techo se pueden ver grabados de la diosa Nejbet en forma de buitre con las alas abiertas, protectora del Alto Egipto.

Las paredes están repletas de grabados, en la pared del norte están las famosas imágenes el las que Ramsés II se proclama como el vencedor de la Batalla de Kadesh contra los hititas, en su quinto año de reinado. Hay dos salas laterales que funcionaban como almacenes.
Hoy sabemos que no ganó la batalla y que se firmó un acuerdo de no agresión, en el que además se acordó el matrimonio de una de las hijas del rey hitita con Ramsés II. Muchos creen que se trataba de su adorada esposa Nefertari, con la que gobernó Egipto y compartía todas sus decisiones de estado.
A continuación, más adentro y un poco más en penumbra, está la segunda sala con cuatro columnas y bonitos relieves de varios dioses. En sus paredes hay grabados de Ramsés II y Nefertari haciendo ofrendas y venerando a los dioses Amón-Ra y Haratje, entre otras bonitas imágenes.

Finalmente y al fondo se encuentra la sala del santuario, donde están las cuatro estatuas de los dioses Ptah, Amón, Ramsés II representado a si mismo como un dios y Ra-Horakhti.
Una de las singularidades del templo de Ramsés II es el fenómeno por el que las estatuas del santuario se iluminaban directamente con los primeros rayos del sol dos días al año: el 21 de febrero, cumpleaños del rey, y el 22 de octubre, fecha de su coronación, aunque tras el traslado del templo y a pesar de tener la misma orientación, debido a estar más alto, es ahora un día después.
Casualmente estábamos en Abú Simbel unos días antes del 23 de octubre, pero me sorprendió como la luz del exterior se conduce desde la entrada a través de la primera y segunda sala hasta llegar a la capilla, y se nota cómo están perfectamente iluminados los dioses y se que queda un poco en la penumbra el dios Prah a la izquierda. Es el mismo efecto, y se puede apreciar en esta fotografía que tomé en el santuario:

El templo de Nefertari
A unos pocos metros del templo de Ramsés II, a 120 metros para ser exacta, se encuentra el templo su esposa favorita Nefertari, dedicado a la diosa Hathor. También está tallado en la roca de la montaña.
La fachada del templo de Nefertari me pareció muy delicada y preciosa. El portal de 28 metros de anchura y 12 de altura está presidido por seis estatuas de 10 metros de alto: cuatro colosos de Ramsés II y dos de Nefertari. Junto a los colosos se encuentran estatuas más pequeñas de las hijas e hijos reales.

Este templo es más pequeño que el de Ramsés II, pero no por ello menos bonito, me pareció muy hermoso y menos bélico. En la sala del vestíbulo se encuentran seis decorados pilares coronados con la cabeza de la diosa Hathor, quien representa el poder creativo de las mujeres, del amor, la belleza.
Como no podía ser de otro modo, al fondo, en el santuario, encontramos la estatua con la cabeza de vaca de la diosa Hathor, aunque la verdad es que no está en muy buen estado.
Lo visité en completa soledad, lo tuve sólo para mi todo el tiempo hasta que entró una familia de visitantes, y poco después vino Jose a buscarme porque se estaba haciendo tarde y nos teníamos que ir antes de que cerrasen la carretera.

Además de la excursión desde Asuán, te dejo aquí más opciones para visitar Abú Simbel: desde Lúxor en una excursión de dos días (hotel aparte) o incluida en un completo crucero. Sin coste adicional y contribuyendo al mantenimiento de mi blog:
Mis sugerencias después de la visita
Llevar un cojín cervical o almohada. Aunque no se quiera el paisaje del desierto es tan monótono que los ojos se terminan cerrando, por mucho que se esfuerces en abrirlos es inevitable dar más de una cabezadita.
También es imprescindible llevar una buena chaqueta cortavientos, porque en los transportes públicos suelen ponen el aire acondicionado como si lo fuesen a prohibir, y se pasa frío.
Si se va por carretera, es conveniente llevar agua y algo para comer o picotear, porque son casi tres horas de ida y otras tres de la vuelta, y nunca esta de más llevar algo para comer.
Como es uno de los lugares más visitados de Egipto, suele estar masificado por los crucecitas, fue una de las mejores decisiones del viaje ir en una excursión privada y disfrutándolo casi en soledad, sin la necesidad de pasar noche en un hotel de Abu Simbel.

Si prefieres pasar la noche en Abú Simbel puedes encontrar aquí tu hotel:
Booking.comPinceladas sobre la construcción de la Alta Presa de Asuán
La presa de Asuán, construida en los años 50 del siglo pasado, es sin duda una obra maestra de ingeniería… envuelta en la polémica casi desde su inicio, además de muy costosa en tiempo, dinero y vidas humanas.
Para poder controlar las crecidas del Nilo y realizar más cosechas para fomentar el desarrollo económico de Egipto, en el año 1954 el presidente Gamal Abden-Násser decide construir una nueva presa, y para ello pide la financiación a occidente.

Los EEUU deciden ayudar a Egipto y convencer al Banco Mundial para que prestase el dinero a Egipto para que construyese la presa más grande jamás construida, la Presa de Asuán. Inicialmente a Nasser no le importó sacrificar el patrimonio de los templos nubios del país. Su ambicioso plan era aumentar las tierras de cultivo e impulsar así a la economía, sin importarle el desarraigo que le iba a causar al pueblo nubio acabando con su forma de vida milenaria, sus hogares y sus tierras de cultivos, todo ello quedaría sumergido.
Tras varios conflictos en plena Guerra Fría entre el Este y el Oeste, Egipto compro armas a Checoslovaquia y los EEUU como represalia bloquean la financiación del préstamo.
El presidente Nasser se venga en 1956 nacionalizando el Canal de Suez para poder financiar la presa de Asuán, cuyos accionistas eran Francia y Reino Unido, lo que ocasiona una fuerte crisis internacional que enfrentó a Francia e Inglaterra contra Egipto, y una guerra (Guerra de Suez u Operación Kadesh) en la que Gran Bretaña, Francia e Israel forman una alianza militar contra Egipto, por los intereses económicos, comerciales, y por supuesto los políticos.
El presidente Nasser pidió entonces la ayuda tanto de financiación como de medios técnicos a la Unión Soviética, iniciándose así la construcción de la Presa de Asuán y obligando a 100.000 nubios a desplazarse de sus tierras. El gobierno egipcio creó nuevos pueblos para que una parte de los nubios se trasladasen y pudiesen vivir allí, el resto se dispersó por el Cairo, resto de Egipto y otros marcharon al extranjero. Lo demás ya es historia…
El monumento que conmemora la cooperación de la Unión Soviética para construir la presa se encuentra cerca de ella. La gigantesca presa creó el Lago Nasser, que con sus 550 km de longitud y una superficie de más de 5000 km² une el Nilo con el Sáhara. Se tardó once años en construir y en ello participaron treinta y seis mil trabajadores.

La presa sin duda es una gran obra de ingeniería, tiene 111 metros de altura desde el fondo y una longitud de este a oeste de 3830 metros, la base de la presa tiene una anchura de 980 metros.
Los rusos el único interés que tenían era terminar la presa cuanto antes, lo que irremediablemente al subir el nivel del agua afectaría los templos nubios, con más de 2000 años de historia. Si nadie lo remediaba se quedarían sumergidos para siempre bajo las aguas del Lago Nasser. Pero como ya sabemos esto no sucedió, se salvaron algunos, aunque inicialmente no era una prioridad para los intereses de Egipto.
Christiane Desroches Noblecourt
Christiane Desroches fue la mujer que logró que el mundo cambiara la visión del legado de nuestros antepasados, cambiando el concepto de patrimonio local por el de Patrimonio de la Humanidad, de todos, como lo son los templos egipcios.

La egiptóloga francesa Christiane Desroches Noblecourt (1913-2011) dirigió el Museo del Louvre y durante la Segunda Guerra Mundial escondió muchas de sus piezas para que no se las llevaran los nazis. Perteneció al Instituto Francés de Arqueología Oriental (IFAO) y estuvo años excavando en Egipto, siendo la primera mujer en dirigir una excavación arqueológica en el año 1938.
Impulsó con su tenacidad el movimiento internacional para el salvamento de los templos nubios. Removió Roma con Santiago, negándose a que desaparecieran en el fondo de un lago.
Convenció a dos de sus amigos: al presidente de Egipto, Gammal Nasser, para que permitiera que mientras los rusos continuaban con la construcción de la Alta Presa se pudieran salvar los templos antes de que fuera demasiado tarde, y al director general de la UNESCO, René Maheu, para organizar la gran campaña de financiación para costear la faraónica tarea, nunca mejor dicho, que duró tres décadas.

El rescate de los Templos Nubios
Desde París, la UNESCO un 8 de marzo del año 1960 invitó a los gobiernos de todo el mundo a unirse para que hicieran campañas destinadas al salvamento de los Templos Nubios, dejando las rencillas políticas aparte. Se organizaron campañas internacionales para recaudar los fondos el rescate de los templos, antes de que los rusos terminaran la presa y se inundaran.
Más tarde Christiane Desroches Noblecourt, con la ayuda del ministro de cultura egipcio Saroit Okasha quien apoyó el salvamento de los templos nubios desde el principio, organizó una exposición itinerante paseando por todo el mundo al faraón más fascinante: Tutankamón, junto con sus tesoros, para ayudar a financiar el rescate y de paso concienciar al mundo de la importancia de conservar el patrimonio cultural, con independencia del país en el que esté, porque es un patrimonio de toda la humanidad.
También se cartografió la ribera nubia del Nilo mediante fotografías aéreas con las técnicas más avanzadas, se hicieron mesas redondas, se estudiaron hasta ciento sesenta propuesta de los traslados de los templos.
En Abú Simbel finalmente se optó por cortarlos en bloques y transportarlos 65 metros más arriba, ya que sus templos de Ramsés II y Nefertari estaban tallados en la propia roca de la montaña y no se podían desmontar. Se crearon herramientas y técnicas específicas para el despiece de los templos, para su traslado, para su posterior ensamblaje e incluso para la reconstrucción del paisaje, montaña incluida.

Las obras empezaron en Abú Simbel en marzo del año 1964, y finalizaron el 31 de marzo del año 1966 justo a tiempo cuando el agua ya estaba llegando a los templos. Los trabajos fueron contrarreloj para proteger los templos con un dique, creando una zona estanca. La fachada se cubrió con arena para protegerla de las vibraciones, se creó un túnel de metal para poder acceder dentro y se apuntaló en interior del templo para poder trabajar en el cortado y despiece sin que se desplomara, ya que el techo esta tallado en plano y no en forma de bóveda.
Se hizo una carretera y a través de ella posteriormente se trasladó a bloques parte de la montaña donde estaban los templos. Se construyó una gigantesca colina artificial de hormigón armado en forma de caparazones para poder proteger los dos templos.

Para que trabajadores, ingenieros y sus familias pudieran vivir se creó un poblado con todos los servicios, incluyendo una enfermería, una pista de aterrizaje e incluso una gran piscina. Aquellas construcciones forman hoy en día el pueblo de Abú Simbel.
En septiembre del año 1968 se hizo la presentación oficial al mundo de los templos de Ramsés II y Nefertari, trasladados y reconstruidos.
Lamentablemente tan solo se pudieron salvar catorce templos y más de veinte de ellos fueron condenados a desaparecer, algunos por falta de tiempo y otros porque técnicamente no era posible. Entre los más famosos, se salvaron los templos de Abú Simbel y el templo de Amada, que en 1965 fue levantado de una pieza por los franceses y deslizado sobre raíles hasta tres kilómetros de distancia y elevado sesenta metros.

Otro de los hermosos templos que se salvaron fueron los de Philae, que corrían un serio peligro porque se inundaba después de la construcción de la Primera Presa, con la Alta Presa quedaría totalmente sumergido. Se trasladaron a la nueva isla y el 10 de mayo del año 1980 se abrieron al público para la visita.
El presidente egipcio Gamal Nasser en la década de los años sesenta como agradecimiento a la campaña de la Unesco para salvar los santuarios de Nubia, donó varios de sus templos. En concreto cuatro de los templos que fueron salvados: a España el más grande, el templo de Debod del siglo II, construido bajo el mandato el rey Meroe, consagrado a los dioses Amón e Isis y ampliado por los faraones tolemaicos, los emperadores romanos Octavio Augusto y Tiberio. Fue reconstruido de manera fiel gracias a los dibujos de viajeros de la antigüedad y desde el año 1972 se visita en Madrid. Se está estudiando proteger el templo y ubicarlo dentro de algún recinto protegido a una temperatura estable.

El templo de Ellesiya que se construyó bajo el mandato del faraón Tutmosis III en el siglo XV Antes de Nuestra Era y dedicado a los dioses a Amón, Horus y Satis, actualmente se encuentra en el museo Egipcio de Turín, Italia.
Se puede ver desde el año 1978 en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, el templo de Dendur construido el el año 10 Antes de Nuestra Era y bajo el mandato del emperador romano Cesar Augusto tras conquistar el Egipto tolemaico, dedicado a la diosa Isis
Finalmente Nasser donó el templo de Taffa construido bajo el imperio del emperador romano Augusto, dedicado a la diosa Isis se puede ver en el museo Nacional de Antigüedades de Leiden, Países Bajos.
Deseo haberte hecho pasar un agradable lectura, que te hayas hecho disfrutar y sorprendido o resultado útil mi visita a Abu Simbel
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NOTAS VIAJERAS
Quiero dar mi agradecimiento y dar visibilidad a Christiane Desroches Noblecourt que fue una mujer muy visionaria, valiente y luchadora. Por no quedarse quieta ni impasible ante la barbarie del sacrificio de los templos que habían sobrevivido a más de dos mil años de historia, y por ser la artífice en conseguir que los gobiernos del mundo se pusieran de acuerdo y se trasladaran los hermosos templos nubios que tanto he disfrutado en este viaje.
Esta película antigua, que empieza con las palabras de presidente Nasser y continúa en español, explica muy bien todo el proceso del salvamento de algunos de los templos más importantes:
SUSCRIPCIÓN
2 comentarios
gracias por el post nosotros lo vimos hace menos de un mes y todavia sigo maravillada saludos
Autor
¡Muchas gracias Alejandra!
Un abrazo y felices viajes.
Carmen