Me impresionó la visión de los colosos de Ramsés II en el templo de Abú Simbel, me parecieron mucho más grandes de lo que parece en fotografías y documentales. Estaba feliz porque la visita era como la había planeado… ¡no había casi gente! sólo media docena de personas visitando los templos y dos vigilantes, uno en cada templo.