Mequinez, Mequínez, Meknés o Meknès (en francés) son diferentes nombres para la misma ciudad. Rodeada de viñedos y campos de cultivo, Meknés es la capital administrativa de la región de Meknés-Tafilalet y está declarada como Patrimonio de la Humanidad. Situada en el Atlas Medio, muy cerca de Fez (a tan sólo a 60 km), tal vez demasiado a la sombra de Fez y tal vez por ello no suele ser muy visitada, a menos que se realice el circuito por las cuatro Ciudades Imperiales de Marruecos: Mequinez, Marrakech, Rabat y Fez.
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Según el guía oficial que nos guió toda la mañana por Meknés, a la ciudad se la conoce con el sobrenombre de La Versalles marroquí y también como La Ciudad de los Cien Alminares. Después de dedicar palabras despreciativas hacia los «bebedores» marroquíes, con cierta amargura nos comentó que «dentro de sus 40 km de murallas defensivas hay demasiadas mezquitas, para tan pocos feligreses»,
UN POQUITO DE HISTORIA
A tan sólo 25 km están las ruinas romanas de Volubilis, donde se establecieron los romanos en siglo I antes de nuestra era. Pero no sería hasta el siglo X, cuando se asentó aquí la tribu bereber Miknasa, del Este de Marruecos, de ahí el nombre de Meknés.
Los Almorávides en el siglo XI, ya habían construido murallas alrededor de la ciudad, baños, mezquitas, etc. No es cierto que en Meknés no había nada cuando en el siglo XVII Moulay Ismaïl se traslada desde Fez a Meknés, para reinar desde allí Maruecos, Meknés ya era una pequeña ciudad comercial a medio camino entre Fez y Rabat.
Moulay Ismaïl ha pasado a la historia por ser el sultán más cruel de Marruecos, pero también el primero que logró unificar el país, a excepción de unas pocas tribus rebeldes.

La monumental Bab Mansour de Meknés, del siglo XVII. Dicen que es la mas bonita de todo Marruecos. Las columnas son de Volubilis.
Moulay Ismaïl mandó construir un estanque artificial, graneros, palacios, mezquitas, madrazas, jardines, 40 km de murallas con bellas puertas en las que trabajaron 50.000 prisioneros, creando una de ciudades más bonitas de Marruecos.
Expolió la ruinas de romanas de Volubilis y algunos palacios de Marrakech como el Palacio El-Badi (ver aquí), para embellecer Meknés. Todo ese esfuerzo y dedicación a esta ciudad, le dieron el sobrenombre de La Versalles marroquí, en parte por su amistad con el también polémico monarca francés Luis XIV, el Rey Sol.
Depende de la fuente que se consulte, Moulay Ismaïl fue un gran monarca o un tirano con delirios de grandeza. Para muchos es el sultán guerrero porque en su afán de unificar Marruecos, combatió y venció prácticamente a todas las tribuis marroquíes. Lo que es innegable es que ha pasado a la historia por ser el sultán más temido, porque no dudaba en asesinar a los obreros el mismo con un ladrillo si el trabajo no estaba bien hecho, e inexplicablemente a pesar de ser famoso por haber sido el sultán más despiadado, lo han consagrado como santo, y para más inri es de los más venerados.
Meknés fue la capital de Marruecos tan solo durante 55 años. Tras la muerte de Moulay Ismaïl en el 1727, sus enemigos saquearon la ciudad y después la remató el terremoto de Lisboa del 1755. Su mausoleo es muy visitado, sobre todo por musulmanes.
Ningún otro sultán se volvió a instar en Meknés de manera permanente, y nuevamente Fez paso a ser la ciudad Imperial.
Meknés fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1966, gracias a ello se ha restaurado mucho del patrimonio de esta ciudad.
LA VISITA
Meknés es una gran ciudad con todos los servicios que el turista pueda necesitar. La gran mayoría de viajeros solemos pasar la mañana visitándola deprisa, para pasar la tarde en Volubilis (siguiente artículo).
La visita requiere más de una mañana, yo diría que mejor pasar un día completo para poder visitar la ciudad imperial con sus museos, la madrasa, el palacio real, con calma. Meknés me pareció mucho más tranquila que Fez o Marrakech, los vendedores me parecieron menos pesados.
La ciudad de Meknés inevitablemente va ligada al sultán Moulay Ismaïl quien la convirtió en ciudad imperial y durante casi toda la visita se le hace mención. La visita se suele dividir en la Ciudad Imperial, la medina, el medellah (judería) y la ciudad nueva.
El mausoleo de Moulay Ismaïl es uno de los dos que los no musulmanes podemos visitar en Marruecos, junto con el de Hassan II en Casablanca, a excepción de los días de oración, los viernes no están permitidas las visitas. La gran mayoría de viajeros también lo visitan, a pesar de que no poder ver la sala del verdadero mausoleo, pero sí el resto del recinto, los patios y algunas salas.
Las Caballerizas Reales (Hri Souani) están en la ciudad imperial, junto al lago Agdal. El edificio está peladísimo, en ruinas, y la parte de atrás perdió el techo, aun así impresiona su tamaño y es indudable su valor histórico.
Muy cerca se encuentra el Mellah con varios cementerios. El barrio pasa totalmente desapercibido para los que no estamos muy puesto en arquitectura, según el guía en Meknés no hay judíos, posiblemente como en el resto de Marruecos, partieron a Territorio Ocupado.
La medida está fuera de la ciudad imperial, y fácilmente se puede emplear la mañana. Rodeada por la muralla y preciosas puertas que en su día mandó realizar el sultán Moulay Ismaïl. En el zoco de Meknés podemos encontrar un poquito de todo y mejores precios que en Fez y Marrakech. Los productos locales que podemos comprar en el zoco, son objetos de lana, como gorros, alfombras, etc,, y también objetos cerámica y de madera.
La ciudad nueva fue creada por los franceses, y como cualquier otra ciudad nueva marroquí, con sus jardines y barriadas de edificios con locales más modernos.
Después de almorzar nos fuimos a Volubilis, donde el guía que nos hizo la visita, hablaba una especie de español italianizado muy divertido, al que entendimos a la perfección, pero eso ya es el siguiente artículo.
Te dejo aquí varias opciones para visitar Meknés, todas además incluyen Volubilis y no tienen un coste adicional para ti y con ello estarás contribuyendo al mantenimiento de mi blog:
Deseo haberte dado a conocer un poco más de Meknés, o pasar un ratito agradable de lectura.
Si quieres hacer algún comentario o aportación, será muy bienvenido.
¡Gracias y felices viajes!
NOTAS VIAJERAS
Los amantes del arte hispano-musulmán en Meknés van a disfrutar como enanos.
Meknés me sorprendió gratamente, de haber sabido de antemano lo bonita que era, posiblemente hubiese pasado una noche aquí, en vez de dos en Fez.
Nos alojamos en uno de los modestos riads familiares, en los que nos sentimos super-acogidos.
El guía me amenazó con denunciarme por fotografiar un coche de policía. Yo me callé y no comenté nada para que no se armara una buena, pero ¡ojo con fotografiar a cuerpos de seguridad y sus vehículos!
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