Nos costó llegar a la Madrasa Ben Youssef, porque como íbamos justo de tiempo… nos dejamos guiar por un chico con camiseta futbolera, ¡craso error! Nos llevó a toda prisa, tanto que nos costaba seguirle, hasta las afueras de la Medina a un edificio que estaba en obras, y una vez allí nos hizo el teatrito de que estaba cerrado… ¡Por supuesto nos pidieron dinero, le pareció poco lo que le dimos y quería que le diéramos más!
Le pusimos mala cara y se fue a toda prisa con lo que le dimos: Al no encontrar ningún cartel o placa que indicara que era la Madrasa Ben Youssef, tuve muy claro que era otro timo más, nos habían engañado de manera vil nuevamente…
Volvimos a preguntar y finalmente conseguimos llegar, sin ningún espabilado que nos exigiera dinero por llevarnos hasta allí. Eso sí, con una mala ostia en el cuerpo impresionante, que me impidió disfrutar a tope de la visita en la última mañana en Marrakech.
Una buena idea para el primer contacto con Marrakech es hacer una visita guiada, aprenderás a soltarte y manejarte en la ciudad; y el guía espantará a pesados, buscavidas y timadores. Te dejo aquí un enlace para reservar una de las más recomendadas. A través de él contribuyes al mantenimiento de mi blog y no tiene ningún coste adicional para ti:
La Madrasa Ben Youssef está muy cerca de la Mezquita de Ben Youssef, en la que los no musulmanes tenemos prohibida la entrada.
La Madraza, Medresa o Madrasa Ben Youssef es una antigua escuela superior musulmana, o sea, coránica, para algunos es mucho más que una escuela, es una Universidad donde se estudia El Corán.
La definición del Corán, Alcorán, Qurán o Korán, es la del libro sagrado del Islam, que contiene la palabra de Dios revelada a Mahoma, quien se considera que recibió estas revelaciones por medio del arcángel Gabriel.
Todas las guías hablan maravillas y recomiendan su visita en cualquier viaje a Marrakech.
La visita a la Madrasa Ben Youssef
El exterior de la Madrasa de Ben Youssef pasa muy desapercibido como un edificio de dos plantas.
Al entrar sorprende la belleza de su arquitectura, sus mosaicos, los bajorrelieves, sus escayolas, maderas de cedro, los coloridos azulejos con los mil y un detalles en las paredes, el patio, las escaleras, etc.
¡Te deja con la boca abierta, y ya no la cierras hasta la salida!
La Madrasa la fundó el sultán Abou al Hasan en el siglo XIV.
Dos siglos después los saadíes, en la época del sultán Mulay Abdallah, la reconstruyeron casi por completo y también la ampliaron para que pudieran estudiar 900 estudiantes, consiguiendo así superar a la Madrasa de Fez, la que era la mayor hasta entonces, y así darle a Marrakech el prestigio perdido como lo que fue, una ciudad imperial.
Toda la luz que entra es gracias a los tragaluces del techo. Siguiendo las exigencias del Islam… no hay representaciones animadas, si no figuras geométricas, florales y escritura mora.
Es sin duda, uno de los edificios más bonitos que he visitado de este estilo a excepción, por supuesto de la Alhambra de Granada.
La Madrasa es de base cuadrada y tiene un área de 1720 metros cuadrados.
Recuerda a muchos de los edificios del arte mudéjar de España. Si no fuera por los cuartitos de los alumnos, tipo celdas como las de un convento, pasaría por un bonito palacio. Aunque por supuesto, el alumno más rico tenía las mejores celdas y con vistas.
En el centro de la madrasa hay un patio para las abluciones (lavado) con una piscina central que refresca el ambiente, el sonido de los chorritos de agua es muy agradable. Los edificios están hechos de madera de cedro con estuco y azulejos de colores.
En la planta superior están los 132 dormitorios para los alumnos y los profesores. Tiene siete patios menores.
La entrada que te venden tiene la opción de ser conjunta con el Museo de Marrakech (Siguiente artículo).
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Conclusión después de mi visita
Se echa de menos algún cartel informativo que te indique en qué sala se está y su nombre, y alguna pequeña explicación de lo que se está visitando.

Al fondo se ve un cartel rojo que indica la dirección. En toda la medina hay estos carteles informativos que señalan la dirección de los lugares turísticos y algunos carteles informativos en francés, ingles y árabe.
Es relativamente fácil llegar a la Madrasa Ben Youssef porque hay muchos carteles que indican la dirección a seguir, simplemente se ha de estar atent@s.

En esta fuente hay un cartel explicativo en varios idiomas sobre la fuente y la dirección hacia la Madrasa en la pared.
No te dejes embaucar para que te guíen algunos de los buscavidas con camiseta futbolera, por mucho de que insistan de que les viene de camino o por muchos halagos hacia España o al país al que pertenezcas… lo más probable es que te pidan dinero, y en el peor de los casos que además te lleven hasta las afueras de la medina o lejos de tu destino.
Espero haberte hecho pasar un rato agradable de lectura y haberte trasladado desde el sofá a la enigmática Marrakech. Si quieres hacer algún comentario o aportación, será bienvenido.
¡Gracias y felices viajes!
NOTAS VIAJERAS
Recomiendo el libro de Mahi Binebine: Historias de Marrakech
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