El Museo de Marrakech es en realidad un precioso y enorme riad: un palacio construido a finales del siglo XIX de estilo marroquí. Hoy en día prácticamente en todas las capitales imperiales de Marruecos hay muchos de estos palacios que han sido rehabilitados y convertidos en hospedaje para el turista. Los hay para todos los bolsillos, evidentemente cuanto más grande o lujoso… más caro. Un riad está dentro de la medina, en la ciudad antigua. Tiene en un patio central, normalmente con una fuente o piscina en el centro, con plantas y árboles frutales.
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Al ser habilitado el palacio Mnebhi como museo, no queda ni rastro de las cocinas, caballerías o el bonito jardín con árboles frutales. El patio abierto lo cubrieron con lonas para poder celebrar eventos.
UN POCO DE HISTORIA
El palacio Mnebhi fue construido a finales del siglo XIX, sin reparar en gastos, por el gran visir del sultán Moulay Abdelaziz: Mehdi Mnebhi, quien fue ministro de defensa y embajador en Alemania e Inglaterra.
El sultán Moulay Abdelaziz pasó a la historia por vaciar las arcas del estado con sus despilfarros, facilitando la colonización europea.
En 1941 el Palacio Menebhi lo heredó su yerno Thami El Glaoui, quien se autodenominó Pachá de Marrakech, y lo saqueó antes de la independencia de Marruecos en el 1956, cuando el palacio iba a pasar a ser una propiedad del Estado. El protectorado francés fue entre 1912 y 1956.
También se convirtió en la primera escuela para niñas en Marrakech en los años 60. Después, no sé cuándo… fue abandonado y cayó en el olvido. Su estado de conservación se deterioró gradualmente y estuvo cerrado durante varios años, hasta que lo restauró el empresario y coleccionista Omar Benjelloun.
Omar Benjelloun, aparte de restaurar el Palacio Mnebhi, desde 1997 lo convirtió en museo. Dentro se exponen las colecciones privadas de toda su vida. También fue quien rehabilitó la madrasa Ben Youssef y la Qubba Almorávide.
La visita al Museo de Marrakech
El Museo de Marrakech (el palacio Menebhi), está considerado como uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de los Almorávides.
Restaurado por el empresario Omar Benjelloun, lo gestiona la fundación Omar Benjelloun.
En el interior podemos ver arte contemporáneo marroquí, y también la colección privada de este señor, así como documentos históricos, objetos arqueológicos y etnográficos.
Sobre todo hay objetos bereberes: monturas, fusiles, dagas, alfombras, vestidos, vajillas, joyas, monedas islámicas, desde el siglo VIII al XX, grabados originales entre los siglos XVI y el XX, caligrafías moras de los siglos IX al XIX, fotografías, también objetos judíos y un largo etcétera.
En el gran patio hay una lámpara enorme que no pasa desapercibida con sus 5 metros de diámetro y sus 1200 kg., está en el centro del patio con tres pilas de mármol.
Alrededor del gran patio se encuentran las habitaciones donde se exponen las colecciones temporales y la privada de Omar Benjelloun.
Las ventanas son de madera tallada, con unos marcos muy bonitos. Los alicatados zellij están en paredes y suelos. ¡Son preciosos!
CONCLUSIONES DESPUÉS DE MI VISITA
Fui al museo de Marrakech sabiendo antes de la visita, que las críticas no eran muy buenas… Sí, se hablaba muy bien de lo bonito que es el palacio, que merecía la pena la visita; y referente al museo comentaban que era flojito.
Tal como era de prever con la visita al museo, coincidí con el pronóstico de la mayoría, sin quitarle mérito a su contenido, no me gustó demasiado la manera como estaban expuestos los objetos, eso sí, expuestos en bonitas vitrinas de cedro.
Fuimos porque la entrada la teníamos conjunta con la madrasa, y la verdad es que estuvimos muy poco tiempo… Referente al Museo de Marrakech, como museo no me gustó mucho, el edificio en si, bueno, tiene una lampara en su patio monumental, literalmente.
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Deseo haberte hecho pasar un rato agradable de lectura y si quieres hacer algún comentario o aportación, será bienvenido.
¡Gracias y felices viajes!
NOTAS VIAJERAS
En Marrakech y en todo Marruecos, no encontré termino medio: o bien me encontré a personas muy amables y serviciales o muy desagradables, agresivas y maleducadas.
En general, si te acompañan a una dirección, se entra a algún espacio o recinto cerrado… te exigirán que les des dinero por el servicio… Los favores, no son favores… son más bien servios, y aceptarlos implica que van acompañados de propina. Si en el supuesto servicio interviene más de una persona, les tendrás que abonar a cada uno de lo supuestos benefactores. Y casi siempre, les parece poco, y ten por seguro que te presionarán para que les des más, llegando incluso al insulto!
Las personas de mediana edad, suelen ser amables y si les preguntas alguna dirección, por lo general, te indican mejor que las más jóvenes buscavidas, que abordan al turista, van uniformados… con pantalón de chándal, zapatillas de marca y camiseta futbolera. Se te pegan como lapas y no paran hasta saber de dónde eres hablándote en varios idiomas… Lo mejor es huir de ellos.
Si se necesita preguntar, mejor a los dueños de los negocios, a personas de mediana edad o mayores que estén ocupadas y sea evidente que no pueden dejar su actividad, para acompañarte. Si te adosan a alguien… te cobrará por el servicio de acompañamiento al lugar.
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