En muchas películas de espías ambientadas en la Guerra Fría se hace referencia a Varsovia, en la Europa del Este, por otra parte cuando era niña recuerdo que en las noticias todos los días se hablaba de Polonia, sobre el Lech Wałęsa del Sindicato Solidaridad, de las huelgas de los mineros y como consecuencia: la caída del bloque comunista. Si a esto le sumamos que se encuentra poca información turística… ¡la convertía en un excitante destino que deseaba conocer!
Los billetes los compramos con mucha antelación, desde el aeropuerto de Alicante, que tiene vuelo directo a la histórica ciudad de Gdansk, en el Mar Báltico. Ahora también hay vuelos directos desde Manises, en el aeropuerto de Valencia

Las tres horas y media del vuelo no se hicieron muy largas. Prácticamente éramos las únicas personas morenas, el resto de pasajeros eran de ojos azules, rubi@s y de piel roja bermellón gracias al sol de las playas alicantinas. Creo que éramos los únicos españoles, la gran mayoría eran polacos y algún que otro ruso. ¡Se nos veía a media hora de camino!
El Aeropuerto de Gdansk es pequeño, manejable, y no te pierdes. Después de cambiar algunos euros por zlotys para poder tomar el autobús nº 210, salimos hacia la parada fácilmente.
Le pedí dos billetes con señas al chófer del autobús y nos dispusimos a irnos a Gdansk, al centro de la ciudad. Fue más fácil de lo que nos imaginábamos, lo encontramos todo a la primera.
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En la misma puerta de nuestro hotel nos cruzamos con un grupo de españolas que nos dijeron que ya estaban en los últimos días de viaje y que les había gustado mucho Gdansk, nos recomendaron el restaurante donde estuvieron almorzando de menú y que les pareció muy barato: el Restauracja Gdanska, tómanos nota y nos despedimos.
En el Hotel Gotyk House nos estaban esperando.
Queríamos estar en el centro y creíamos que Gdansk era mucho mas grande de lo que es. El centro histórico está relativamente cerca de la estación.
No recomiendo este hotel, por mucho que tenga la pegatina del galardón del TripAdvisor, en mi opinión no lo merece.

Después de una ducha rápida dimos una pequeña vuelta y de paso buscamos un lugar donde ir a cenar, paseando y sin casi darnos cuenta terminamos en la puerta del Restauracja Gdanska, el local que nos habían recomendado.
En la carta no había ningún menú, tal como nos dijeron, aun así, nos quedamos a cenar y fue una buena opción para nuestro primer día en Polonia.
La comida estaba muy buena, se notaba que los productos eran de primera calidad.
El interior se parece a un museo ambientado en el siglo XVII y o XVIII, muy recargado para mi gusto, resulta exótico y tiene música en directo.
En una sección de su carta tienen los platos preferidos del ex-presidente Lech Wałęsa (que vivió en Gdansk) cuando venía a comer aquí, imagino que sería cuando dejó de ser obrero y pasó a ser presidente….
Con todo lo que cenamos no resultó caro, pero solemos ir a locales más modestos.
Después de tan sabrosa cena nos fuimos a dormir, al día siguiente teníamos una larga agenda incluida la Península de Hel.
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Los locales de comida pequeños aunque tengan un par de mesas para tomar allí mismo, no suelen tener baño público, sí los bares o restaurantes mas grandes y cadenas comerciales como el Burger, etc.
Hotel Gotyk House en Gdansk: Elegimos esta pensión para pasar dos noches, por lo bien que hablan de ella. Se parece más a una pensión que un hotel. En España le daría 1/4 o 1 estrellas, no más. El trato fue muy bueno en todo momento, el desayuno correcto y el espacio en la habitación escaso. Me desperté varias veces por la noche con frío o lo contrario; o bien tenían un problema con la calefacción o bien la ponían o la quitaban. El ruido de la calle y las campanadas de la iglesia de al lado pueden ser un cóctel perfecto para el insomnio, aunque se esté muy cansad@. Eso si, se está alojado en la Calle Mariaka económicamente, los hoteles en Gdansk son caros y en el centro más. La estación de tren central está a un cuarto de hora a pie.
Información turística oficial de Polonia: http://www.polonia.travel/es/folletos