Una de las actividades que me hacía mucha ilusión en Centroamérica era visitar un cafetal y por fin había llegado el día, íbamos a la Finca Magdalena. Eddy llegó antes de que terminarnos de desayunar, y diez minutos después salimos en dirección a La Finca Magdalena, que se encuentra en el otro extremo de la isla, a los pies del Volcán Maderas rodeado de pequeños pueblos agrícolas con extensas plantaciones de café.
Varias de estas haciendas con el tiempo y la llegada de turistas, han sido equipadas como hoteles económicos, tanto al sur como al norte del volcán.
Las fincas se abastecen de su propia producción, entre ellas café orgánico, y donde los visitantes e inquilinos pueden participar de actividades agrarias y ganaderas si lo desean.
Historia de la Finca Magdalena
La Finca Magdalena nace el año 1983, al pie del Volcán Maderas, con casi 12 km² y de ellas son bosque el 48%, en el resto de la tierra fértil se elaboran productos animales como la miel o la leche, también vegetales y frutas como arroz, maíz, frijoles, café orgánico, plátanos, etc.
Pero la finca no fue siempre así, una cooperativa… Tras la revolución Sandinista que se inició en el año 1979, la tierra dejó de estar en manos de uno pocos terratenientes para pasar a estar en manos de personas que trabajaban las tierras.
El Gobierno Sandinista de Nicaragua hizo una gran reforma agraria en todo el país, la tierra pasó a ser del pueblo, también se crearon centros de salud, escuelas, etc. Los ciudadanos nicaragüenses tuvieron derechos y servicios. La familia Baltodano era la dueña de la Finca Magdalena, el Gobierno Sandinista les pagó la deuda que tenían con el Banco Nacional para dar la tierra al pueblo.
La finca Magdalena en realidad es la Cooperativa Carlos Díaz R.L. Los inicios de la Finca Magdalena fueron difíciles por el abandono de la tierra. Los agricultores tuvieron que trabajar de sol a sol en la forestación del cafetal, y después en el año 1991 el cambio del gobierno no facilitó el desarrollo a los campesinos, aun así con mucho esfuerzo los socios de la cooperativa lograron salir adelante.
Con el tiempo el cafetal logró la certificación de origen de «café ecológico de sombra», casi al mismo tiempo que se iba abriendo al visitante, porque desde la Finca magdalena hay un sendero para subir al volcán Maderas. Primero se abrió una pequeña tienda donde poder comprar unos bocadillos, agua o tomar un café y con el tiempo se fue ampliando e incluso para poder pasar la noche. Hoy en día además de alojarse se pueden hacer muchas actividades.
Qué me pongo para la visita
El terreno donde está el cafetal es al pie del volcán y suele ser un barrizal porque llueve a menudo, por lo tanto el terreno puede llegar a ser muy resbaladizo.
Lo ideal es llevar botas de montaña o zapatos con suela que se agarre a la tierra, y para l@s patos@s como yo, añadiría dos palos de senderismo.
Respecto a la ropa… entre la humedad y el esfuerzo de la subida, terminé empapada en sudor, igual que Jose.
Se cree que el café lo introdujo Colón en América, donde hoy se cultiva masivamente. La planta de café crece en climas tropicales y a cierta altitud. Al igual que la Reina de Saba, es originario de Etiopía. Cuando nuestros antiguos descubrieron el poder del oro negro… mantenerte despierto, se cultivó en Oriente Medio, más tarde en América y Asia.
Hay dos maneras de cultivar el café: al sol y a la sombra. Obviamente la producción no es la misma, ni tampoco el sabor. El cultivo de café al sol crece más rápido y se deforesta la selva para su cultivo, mientras que el cultivo del café de sombra es más ecológico y sostenible porque respeta la selva y los animales que en ella viven; al crecer más despacio al abrigo de los arboles el fruto del café tiene más sabor.
Nos costó bastante llegar a La Finca Magdalena, más de la mitad del trayecto hasta la finca fue por un camino de tierra lleno de baches y obstáculos en parte debido a las lluvias torrenciales de días anteriores.
Cuando llegamos a la finca Eddy nos dijo que esperáramos un momento para acordar la excursión al cafetal. Cinco minutos después Eddy volvió con Santos, uno de los capataces de la finca. Nos dijo que no había prisa, que disfrutáramos de la visita. Y eso hicimos: disfrutar.
Visita al cafetal de sombra en la Finca Magdalena
La densa vegetación, el sonido de aves y monos, hacían al bosque un sitio misterioso y asombroso. El camino prácticamente era un barrizal, estaba previsto que se acondicionara un camino de piedras para que los visitantes pudieran ascender cómodamente, pero nosotros llegamos un año antes.
En los primeros cien metros creo que me llené de barro, entre explicación y explicación de Santos sobre todo lo que nos rodeaba. Santos al ver mis problemas de equilibrio cortó con su machete dos ramas y me hizo dos bastones en los que me apoyé todo el camino, lo que me ayudó a caminar de manera más cómoda y disfrutar aun más de la visita.
Santos me recordaba mucho a mi padre, él también era un hombre de campo, generoso, de largos silencios, mirada profunda y sabias palabras.
Resultaba cómico ver cómo él caminaba tranquilamente con sus botas de agua sin agarrarse a ningún sitio, y mientras estaba pendiente de nosotros, mientras que nosotros lo hacíamos a duras penas con botas de montaña, y yo con bastones incluidos; agarrándonos y sujetándonos donde podíamos para no resbalar en el barro, sorteando las piedras y las raíces de los árboles. La enorme humedad ambiente todavía lo hacía más pesado…
¡Lo que tiene que ser subir al volcán Maderas!
Cuando por fin llegamos al cafetal, Santos nos explicó que allí se producía café ecológico de sombra. La particularidad es que los cafetales están cobijados bajo la sombra de los árboles. Las plantaciones son sostenibles, porque son respetuosas con su entorno.
No se utilizan plaguicidas, ya que los mismos animales o insectos de la selva lo hacen de manera natural, los arboles son el hogar o alimento de otros animales como pájaros, monos y otros insectos o animales.
En cambio las plantaciones de cafetales de sol arrasan la selva y por ende… con todo el ecosistema y la vida de muchos de los animales.
Mientras nos estaba explicando el ciclo del café y que una planta tardaba cuatro años en dar los frutos me quedé mirando una mariposa, Santos la cogió con mucho cuido con sus manos y nos dijo que ella ayudaba con sus patitas a polinizar el café, después la dejó donde estaba y al poco echó a volar.
Fue un momento increíble, Santos continuó caminando como si nada, pero para mi fue un momento muy mágico, como estar en el país de las maravillas. De hecho lo estábamos, en la selva ni más ni menos…
Le pregunté a Santos donde se podía comprar el café que allí se producía y nos dijo que la mayoría de su producción era para los Estados Unidos. Nos relató cómo se fundó la Finca después de la dictadura, que las propiedades pasaron del estado a los trabajadores, algunos se asociaron formando cooperativas en las que los cargos eran rotativos y se decidían las cosas en votación.
La Finca Magdalena era una de aquellas cooperativas y el que fue presidente durante algún tiempo ahora era el secretario. Cuando miré el reloj habían pasado más de dos horas… ¡Se nos pasaron volando!
De allí nos fuimos a visitar unos cuantos petroglifos.
Un petroglifo es un grabado prehistórico en la roca, y en concreto en la isla de Ometepe se encuentran por toda la isla. En la actualidad hay 1000 de ellos repartidos por 73 lugares, la mayoría están en el volcán Maderas, aunque no se descarta que se encuentren más.
Es importante par su conservación:
- No tocarlos.
- No pintarlos o marcarlos.
- No pisarlos.
- No limpiarlos, para no dañarlos.
- Y no grabar nada sobre ellos.
Se cree que para los indígenas, que vinieron del norte de la isla, marcaban lugares sagrados.
Algunos de los petroglifos son de la época precolombina. Es muy complicado saber con certeza la antigüedad de los grabados, se sabe la de algunos por la datación de las vasijas encontradas cerca. Los hay con una antigüedad de 10.000 años antes de Nuestra Era, otros son tienen unos 3.000 años de antigüedad, y los mas recientes de unos 500 a 800 años de antigüedad.
Los petroglifos de la isla fueron esculpidos por diferentes tribus y obviamente con significados diferentes: hay grabados de mapas, dibujos de personas o animales, y otros muchos que no se sabe lo que representan porque no hay información para traducirlos, no existe algo al estilo Piedra Roseta. Se cree que muchos de los encontrados fueron esculpidos por los Chorotegas y Niquiranos.
Entre ir a la finca, subir al cafetal y ver algún petroglifo pasaron cuatro horas. Cuando regresamos a las instalaciones de la finca (el conjunto de graneros y construcciones de madera reconvertidos en albergue) donde estaba Eddy esperándonos, nos dijo que estuviéramos tranquilos, no había prisa.
No podíamos irnos de allí sin tomar una taza de café de la finca. Le preguntamos a Eddy si le apetecía, y los tres nos tomamos un sabroso café ecológico de sombra antes de marcharnos.
Cuando nos lo sirvieron y lo vi tan clarito pensé que no nos iba a gustar, estamos acostumbrados al café expreso, pero nuestra sorpresa fue que estaba muy sabroso, tiene un gusto más suave y muy rico.
Antes de marcharnos Eddy nos acompañó hasta el jardín que había delante del bar, y nos enseñó una planta de cacao. Nos explicó que la semilla del fruto, fermentada y secada, era la que se utilizaba para extraer el chocolate.
Tras subir a la furgoneta Eddy nos dijo que nuestra excursión continuaba en la otra parte de la isla: nos llevaba a refrescarnos en las aguas curativas del manantial Ojo de Agua, a Altagracia y a los museos del Ceibo. Y allí que nos fuimos, pero eso ya es parte de otro capítulo…
Deseo haberte hecho pasar un ratito agradable de lectura y que continúes leyendo el siguiente articulo: Ometepe: La isla de los círculos y espirales. Si quieres comentar o hacer alguna aportación, será muy bienvenida.
¡Gracias y felices viajes!
NOTAS VIAJERAS
- Vídeo en el que se cuenta el inicio y desarrollo de la Finca Magdalena (Vídeo pincha aquí).
- La Finca Magdalena está ubicada en las falda del volcán, entre una densa vegetación. Tiene habitaciones para hospedaje. Se pueden realizar talleres agrícolas, tomarse un café, comer; o como hicimos nosotros, realizar una excursión por el cafetal. Una excursión muy didáctica con el capataz Santos, un ser excepcional.
MAPA INTERACTIVO