El Desierto de Merzouga o Erg Chebbi de Marruecos, está a unos 40 km de Risani, a 50 km de Erfoud y a 570 km de Marrakech. La gran mayoría de turistas que pasan más de 5 o 6 días en Marruecos van a este desierto de arena rojiza.
Es fácil llegar por la carretera asfaltada desde Erfoud o Risani hasta los pies de las dunas de Merzouga o Erg Chebbi.
El alojamiento tampoco es un problema, hay alojamientos para todos los bolsillos; desde hace unos años Marruecos está de moda y much@s se acercan hasta las dunas de Merzouga.
LA VISITA
En el itinerario que contratamos fue de dos noches en el desierto de Merzouga o Erg Chebbi, las dos noches en jaimas: una junto al Albergue Leila y la otra en en interior de las dunas para poder vivir el silencio del desierto.
Un poco antes de llegar al albergue soñado en el Sahara nos llovió y después nos recibió una tormenta de arena. ¡Dios como pican los granos de arena cuando impactan en la piel! Nos refugiamos en la kasbah hasta que pasó la tormenta y cenamos allí.
Rachid, nuestro acompañante, nos dijo que había estado trabajando en el Albergue Leila y que estaba muy contento de poder pasar un tiempo con sus amigos. Nos dijo que «después de cenar, mis amigos y yo haremos música»…
Allí estábamos en el Sahara al refugio de una tormenta de arena, con un calor más que sofocante; no corría ni una pizquita de aire porque estaba todo cerrado a cal y canto. Cuando se hizo la hora cenar, comimos dentro de la kasbah, afortunadamente para nosotros un poco antes la tormenta escampó y abrieron las puertas, entrando el aire y refrescando en interior.
Después de cenar nos tomarnos un té, y como dijo Rachid, «hicieron música en el desierto». Según él todos los tuaregs son músicos.
Con la poca luz de las lámparas, casi en penumbra… tal y como había prometió se pusieron a tocar.
Estuvieron tocando y a cantando, pasado un rato Rachid hizo que me levantara y que tocara con ellos, entre risas y sin ningún sentido del ridículo me lancá… ¡Total no actuaba para ningún publico, sino para mi!
Un poco después Rachid hizo que se levantara Jose y que yo le explicara cómo se hacía música, entre risas le dije a Jose que se dejara llevar y tocara los bongos. Lo mismo le dije a Edgar, que no se resistió mucho. Afortunadamente alguien nos hizo una foto y quedo inmortalizado el mágico momento.
Fue una de las noches más especiales de todo el viaje y además uno de mis sueños que se hizo realidad. Recordaré aquella noche el resto de mi vida, porque realmente fue una de esas mágicas noches a las que cuesta ponerle palabras y te llena el alma.
Todos nos fuimos a dormir a las haimas con una sonrisa de oreja a oreja.
En el Albergue Leila nos dijeron que si al día siguiente había tormenta, se suspendería la noche en las dunas. Por la mañana después de desayunar, nos fuimos al mercado de Risani y también al oasis, pero de eso hablo en las dos entradas siguientes.
Finalmente por la tarde pudimos ir a las dunas a pasar la noche, sin la molesta tormenta de arena.
Unas horas antes del atardecer salimos hacia las dunas con los dromedarios.
El subir y bajar a lomos del dromedario da bastante miedito, porque el dromedario primero se levanta con las patas traseras y después con las delanteras, y hasta que no te ves arriba vas dando tumbos.
Subimos por turnos y al lado del dromedario había una persona para darte seguridad, en realidad no tienes porqué caer o salir disparada pero lo que es inevitable es el gritar del susto… ¡Es un acto reflejo!
Yo estaba muy contenta, porque por fin iba pasar una noche en el silencio de la noche, era una de mis ilusiones. Se han escrito ríos de tinta hablando de ello, de lo mágica de la experiencia… ¡Y yo la iba a vivir! Estaba a unas horas de cumplir uno de mis sueños.
Iniciada la ruta me sorprendió gratamente encontrar plantas entre las dunas (foto de portada), por lo tanto bajo la superficie tiene que haber agua o sí o sí.
Ver como las dunas iban cambiando de colores al caer la tarde, de anaranjados a más rojizos, fue un espectáculo para la vista.
De camino al campamento contemplamos la puesta del Sol a lomos del dromedario, y más tarde llegamos al campamento con las ultimas luces del día, una hora antes de que oscureciera por completo.
Casi llegando había una familia viviendo allí con tres niños, al poco de vernos llegar se acercaron y nos enseñaron pulseras que decían que hacían ellos… bueno el tema de siempre.
¡No me lo podía creer, hasta en las dunas nos intentaron vender cosas!
Al poco de irse los niños se oscureció y nos indicaron que entráramos en una de las tiendas en la que se estaba preparando la cena. Jose se quitó el pañuelo azul de tuareg de la cabeza… y se me escapó un ¡Pareces Papá-Pitufo! ¡La cabeza de Jose estaba azul!
Cuando más me reía yo más se enfadaba Jose y cuando más cara de enfadado ponía Jose, más risa me entraba, hasta dolerme la tipa de tanto reír. A Jose no le hizo ni pizca de gracia, y a Edgar y a mí nos hizo muchísima. ¡El pobre Jose se veía el resto del viaje con la cabeza azul! Era una más de las tantas tomaduras de pelo que te hacen en Marruecos, pero bueno… se solucionó usando todas las toallitas húmedas que llevaba, y finalmente la cabeza de Jose volvió a su color blanco natural… y también menos cabreado.
La cena fue algo escasa, pero lo solucioné con un par de paquetes de jamón envasado al vacío que llevaba en la mochila para casos de emergencia. Nos los comimos sentados en las alfombras del suelo. ¡Nos supo a gloria a tos tres!
Jose y yo nos quedamos fuera y Edgar se fue a dormir a la tienda. Al poco se empezó a oír uno timbales y risas a lo lejos, y mi supuesta noche especial en el silencio de la noche del desierto, se fue a la mierda… Hubo más silencio la noche anterior en el albergue después de apagar el generador, que esta noche en las dunas. Sinceramente me sentí nuevamente estafada y muy enfadada.
Sobre las tres de la madrugada el cansancio me ganó a pesar del follón que se oía, y me quede profundamente dormida fuera de la tienda, bajo las nubes (apenas se vieron algunas estrellas al principio de la noche). Hasta que nos despertaron para ver el amanecer; poco después iniciamos el camino de regreso al albergue montados en los dromedarios. Allí desayunamos y continuamos con el itinerario de nuestro viaje.
¡Conclusiones después de la visita!
Una de las cosas más absurdas es que te inflan a mentiras insultando a tu inteligencia… y para más inri, con unas mentiras con las patitas muy cortas… y claro me iba inflando con cada nueva y absurda mentira hasta terminar teniendo un cabreo morrocotudo, que casi me caga la bonita experiencia en el desierto y el viaje en general…
¡Me explico mejor!
Como no me gustó el paseo en dromedario unos años atrás en Tenerife, en el que lo pasé fatal porque tenía la sensación de que en cualquier momento iba a salir despedida, al contratar el viaje en la agencia…
…pregunté si podía ir en coche a las dunas, la respuesta fue que no…
…a los pocos metros de ir al lomo del dromedario vi en las dunas las huellas de vehículos de 4 ruedas…! (En la foto de portada se ve claramente) ¿por qué me mintieron en algo que iba a descubrir al poco de llegar? ¡Quien sabe!

Suele ser habitual que los atardeceres sean con nubes y no se pueda ver el Sol. Este atardecer es de Agosto.
A pesar de que las agencias venden pasar la noche en el desierto bajo las estrellas…
…son muy habituales las tormentas de arena, se pueden producir en cualquier momento del año, a cualquier hora, y ademas también suele estar nublado.
¡De noches estrelladas… nada!.
Te cuentan que las haimas se montan en un momento y que estás en mitad de la nada… ¡¡¡¡Mentira!!!!
En la realidad son fijas y hay un montón de haimas entre duna y duna.
De todo el viaje una de las cosas que más ilusión me hacía era pasar una noche en el Sahara con el silencio del desierto, con su misticismo… ¡Fue imposible! Me quedé con las ganas, a pesar de ir en temporada baja (en Agosto) y por lo que tengo entendido ahora es peor, sobre todo en temporada alta.
Como suelo escoger quedarme con lo bonito y positivo, me quedo con la primera noche que pasamos en el desierto, que fue muy mágica, con muchas risas y además todavía quedaban siete días de viaje más y muchas experiencias por vivir.
Deseo haberte hecho viajar por el desierto de Merzouga y que hayas pasado un ratito agradable de lectura.
Si quieres hacer algún comentario o aportación, será bienvenido.
¡Gracias y felices viajes!
NOTAS VIAJERAS
En las dunas en temporada alta, salvando las distancias, puede ser algo parecido a cualquier lugar turístico, se escuchan los ruidosos quads, coches, escandalosos turistas, música, etc.
En las haimas si hay intimidad, pero no privacidad como para tener momentos románticos…
Página oficial de turismo de Marruecos (pincha aquí)
Pasar una noche en las dunas del desierto, era la excursión que más ilusión me hacia de todo el viaje y de lo pactado en España nada… ¡Fue una gran decepción! Por lo que sé a más de un@ le a pasado más de lo mismo, de lo que le prometieron nada, a nosotros por lo menos la agencia nos respetaron el ver el amanecer en las dunas…
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4 comentarios
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Hola de nuevo.
Que decir del espectacular Erg Chebbi. Hemos vivido una experiencia genial. Las crias iban en el camello, al principio asustadas, y al final, emocionadas.
Dormir en el desierto en verano, si lo haces dentro del mismo desierto, no en los campamentos de los alrededores, es mejor dormir fuera de la haima. Al aire libre no pasaras calor y te despertara el sol saliendo por la frontera de Argelia.
Mil gracias por vuestra bitácora
Autor
Muchas gracias Iñigo por compartir vuestra experiencia el el Sahara, en verdad tal como dices, es un lugar excepcional y Jose y yo también dormimos al intemperie y fue increíble.
Un cordial saludo familia y felices viajes.
Carmen
Buenas!! Haber, leí este artículo y me gustaría añadir unas cosillas. Es cierto que hay cosas que se venden y no son tan así…
Por ejemplo yo la primera vez que fui me imaginaba auténticos poblados bereberes en medio de las dunas con tiendas auténticas jajaja. Efectivamente las haimas están preparadas para los turistas. También hay muchos campamentos y desde 2018 no se permiten muy adentrados en el desierto, hubo que moverlos para proteger el desierto.
Con lo que no estoy de acuerdo es con el tema de las estrellas o las tormentas. He pasado muchos meses allí y hay épocas con más tormentas de arena pero en general el tiempo allí es extraordinario y la mayoría de los días está despejado. ¡Es un desierto! ¡No hay nubes ni llueve! Ver las estrellas es maravilloso, cómo se ven desde la calma y el silencio del lugar. Te invito a que vuelvas con tiempo para comprobarlo y siento que te llevarás esta impresión! Muy buen artículo de todos modos 🙂
Autor
¡Hola Diana!
Lo primero es desearte un prospero año nuevo!
Muchas gracias por tomarte el tiempo para comentar y por la aportación que suma al articulo.
Desde tu experiencia ¿Que meses recomendarías para ir?
Un cordial saludo y felices viajes.
Carmen